El mito de la Vacunacion y la verdad en el Autismo

Otro mito muy difundido, quizá más dañino aún que el anterior, es la supuesta relación del autismo y la vacunación.

El origen de esta creencia, se relaciona con un artículo publicado en la revista Journal of Inorganic Biochemistry, donde se sugirió que las inyecciones en ratones del mismo aluminio utilizado como coadyuvante en algunas vacunas, provoca una respuesta inmune en los genes traducida en una inflamación cerebral que coincide con los síntomas del autismo. La aludida publicación fue objeto de innumerables y feroces críticas por parte de biólogos, químicos y médicos con la más sólida reputación, dejando en evidencia que el asunto pasa de ser una divergencia de opinión entre científicos, exponiendo además una larga lista de fallos en los procedimientos empleados para el estudio, entre los cuales podemos mencionar, la manipulación de los datos y el recibir fondos de fundaciones privadas que cuestionan la seguridad de las vacunas, entre otros.

 Es el caso que, como consecuencia de la ola de críticas fundamentadas, los autores del estudio solicitaron el retiro de la publicación, retractándose de su contenido, circunstancia que lamentablemente no tuvo tanta publicidad. Incluso, en el 2012, la Organización Mundial para la Salud (OMS) califico expresamente la publicación de “seriamente errónea”.

LA REALIDAD SOBRE LA VACUNACION Y EL AUTISMO

 Más allá de las polémicas que pudieran suscitarse por la seguridad de algunas vacunas, es innegable que la vacunación representa uno de los avances científicos más importante en la historia, un avance que salva millones de vidas cada año, basado en la prevención y apuntando a la erradicación de enfermedades como la viruela y la poleomelitis, entre otras, partiendo de una preparación biológica que proporciona inmunidad adquirida activa ante una determinada enfermedad.

Siendo así, podría considerarse que negar la vacunación a un niño o niña con este pretexto, constituye un acto criminal, además de un incumplimiento grave de los deberes y obligaciones paternos establecidos en las leyes, siendo la vacunación fundamental para la salud.

Sobre este particular, recientemente algunos países impusieron de manera expresa la vacunación como una obligación, y es el caso de Francia, país que a partir del 2018 hará obligatoria, por ley, la vacunación infantil, decidiéndose a enfrentar seriamente el movimiento antivacunas –basado en la investigación de Wakefield sobre la triple vírica y el autismo, considerado como uno de los mayores fraudes científicos de la historia-; en consecuencia, los padres estarán obligados a administrar un total de 11 vacunas a sus hijos e hijas, cuando anteriormente solo eran obligatorias tres (difteria, tétanos y polio). Italia, por ejemplo, mantiene el esquema de 12 vacunas, exigiendo adicionalmente a los padres certificar su aplicación, so pena de no obtener cupo para sus hijos en centros de enseñanza públicos, y adicionalmente, enfrentar sanciones económicas.

De modo que, más allá de que los primeros síntomas del autismo suelan detectarse a la misma edad en que los niños y niñas reciben la triple vírica, la ciencia no ha demostrado ninguna relación de la vacunación con la aparición del autismo, salvo una coincidencia temporal. Así, puede sostenerse que la anti vacunación solo se fundamenta en la ignorancia, el egoísmo y el miedo.

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